“Jugamos a los héroes porque somos cobardes, a los santos porque somos malvados: hacemos el papel de asesinos porque nos morimos por asesinar a nuestro vecino: jugamos porque somos mentirosos desde nuestro nacimiento.” -Sartre. J.P.

La ciudad y los perros nos narra el último año de los alumnos de Leoncio Prado, un colegio militar de Lima. Nuestros protagonistas son Alberto "El Poeta", Ricardo Arana "El Esclavo" y "El Jaguar", aunque también nos acompañan sus compañeros de clase, sus superiores y novias, destacando en especial a Teresa.
Los alumnos del colegio se educan en una estructura construida con disciplina implacable y violenta, viéndose obligados a sobrevivir en un ambiente con prejuicios raciales y diferencias entre las clases sociales y económicas extremadamente arraigadas. La única salida es no mostrarse como son y trasgredir las normas establecidas.
Inspirado el Faulkner, Vargas Llosa adopta de su maestro el uso de múltiples perspectivas, los saltos en el tiempo, la incorporación de varios narradores y la confusión y multiplicación de voces. La ingeniosa habilidad arquitectónica de Vargas Llosa para construir tramas circulares está presente desde su primera novela.
La obra está estructurada en dos partes de igual duración, pero de tonos opuestos. El narrador está presente en todos los fragmentos de la historia y no es visible en ninguno de ellos. Él nos permite articular, unir y desmembrar los trozos, encontrando un hilo de continuidad entre los diferentes tiempos y espacios. La novela funciona como un poema, como un círculo. El Leoncio Prado es un paso en la vida de los personajes, quienes luego regresaran a su vida previa. Como lectora, la sensación que deja la pluma de Vargas Llosa es de estar inmersa en la novela y ver como poco a poco la historia se construye con cada página pasada.
El espacio de la novela es, tal como dice su título, la ciudad de Lima y junto a ella la sociedad del Perú. El Colegio únicamente constituye el círculo interno, íntimo, de nuestros personajes donde se mezclan serranos, costeños y gente diversa del país.
En el entorno exterior podemos encontrar a Teresa, el interés romántico de cuatro de nuestros personajes. Las tensiones generadas entre el Jaguar, Alberto, el Poeta y el Esclavo por ella conducirán a la muerte de este último, el conflicto central de la novela. Este acontecimiento la separa las dos partes previamente mencionadas y se verá agravado por la actuación corrupta del mando militar y sus valores. ¿Fue un suicidio, un accidente o un asesinato por el robo de un examen? El tono de la segunda parte es más oscuro en la búsqueda de la resolución del crimen y la absolución de los protagonistas.
Las relaciones de los personajes masculinos con Teresa son distintas entre sí por las diferentes maneras en las cuales encaran su masculinidad. Por un lado, Alberto se define por su superioridad intelectual y cinismo mientras que el Jaguar alcanza el dominio de sus compañeros de clase a través del dominio de la fuerza, dirigido por la pérdida y nostalgia ocasionadas por ella. Vargas Llosa no crítica solamente a la academia militar, sino que su reflexión cuestiona las definiciones de hombría y los valores detrás de la sociedad peruana de 1960. Este análisis queda más que evidente en los apodos de los alumnos, en los cuales abundan aquellos con referencias a la morfología animal (véase El Jaguar, La Boa, etc.)
Vargas Llosa cierra la novela con el Jaguar, delatando que él era el personaje anónimo del cuál sabíamos todo su pasado y permitiéndonos encajar las piezas del rompecabezas. Lo único que queda sin resolver es quién mató al Esclavo. A fin de aportar algo al debate, comparto mi opinión: Teniendo en cuenta los temas de la novela y el trasfondo ahora conocido de El Jaguar, yo no creo que él haya consumado el asesinato. Su reacción cuando el Poeta le cuenta que fue él quien delató a Cava parece sincera y para mí el Jaguar solo quería dejar de estar "machucado" y volver a ser el hombre que fue durante los tres años anteriores para sus compañeros. Es por ello que no protesta ante las acusaciones.

Para mí siempre es un placer leer a cualquier autor latinoamericano, más aquellos integrantes del boom, y aún más a Vargas Llosa. Su primera novela es una obra maestra en todos los sentidos que una novela puede serlo y mi favorita de las que leí de él. El autor nos permite conocer a todos los personajes, empatizar y comprender sus acciones. Los personajes son machistas, abusivos, pervertidos y trastornados, pero al final decidís que a lo mejor no tienen la culpa de ser así. También, La Ciudad y los Perros es un paseo por Lima, sus barrios, características, clases sociales y estereotipos. La complicidad autor-personaje-lector está en todas las páginas, convirtiéndose uno mismo en un testigo activo del Leoncio Prado.